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Los 3 Puertos del Empordà que nadie te cuenta

  • Joan de Gravel House
  • 2 mar
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: hace 5 días

El Alt Empordà oculta en su interior algunos puertos que combinan accesibilidad con encanto. Aquí repasamos tres de ellos con sus datos, sensaciones, y un toque de historia.


Coll de Coustouges: naturaleza, frontera y subida sin pausa



La ascensión desde la misma llanura del Empordà (Pont de Molins) seria de 36km y +1000m de desnivel, números muy típicos y similares a grandes puertos, como por ejemplo el Col du Grand Colombier.


La ascensión transcurre por zonas boscosas y suaves y aunque no es un puerto extremo, ofrece tramos constantes que te permiten entrar en ritmo.


Una curiosidad histórica: el puerto traza uno de los antiguos pasos entre España y Francia, por lo que tras la subida se llega al pequeño pueblo de Coustouges, un rincón tranquilo del Vallespir. Desde allí, tras cruzar la frontera, se puede vislumbrar un paisaje más pirenaico, lo que da una sensación muy particular de paso montañoso “a otro mundo”.


Para muchos ciclistas del Empordà, Coustouges es ese puerto de fin de semana, lo suficientemente largo como para entrenar desnivel y hacer una ruta de mas de 4 horas.


Coll de Banyuls: sierra, mar y un pasado fronterizo cargado de historia


Este puerto que conecta la zona de Espolla con la cresta de la sierra de la Sierra de l’Albera (y Francia), tiene su cima alrededor de los 357–362 m sobre el nivel del mar.



Lo que hace especial a Banyuls no es un desnivel brutal, sino la mezcla de naturaleza, mar y pasado. Al coronar, se respiran vientos mediterráneos, se olfatea la proximidad del mar, y se vislumbra esa transición entre montaña y costa típica de la Albera.


Históricamente, este paso ha sido una vía de frontera, de paso y de escape en tiempos de conflictos. Muchos ciclistas que lo recorren sienten esa conexión con el pasado: rutas de exilio, caminos antiguos, una ruta que siempre ha tenido significado más allá del deporte.


Sant Pere de Rodes: el gran mirador del Empordà


Si hay un puerto que combine mito, paisaje y desnivel en el Empordà, ese es Sant Pere de Rodes. La subida desde Vilajuïga es una de las más conocidas por los ciclistas de la zona con 6,6km y +512m de desnivel. No es una ascensión excesivamente larga, pero sí constante y con una gran panorámica. Cada curva ofrece una vista más abierta sobre el Empordà, las calas del Cap de Creus y la inmensidad del Mediterráneo.


El ascenso se vuelve especialmente emocionante cuando, entre los últimos giros, aparece el monasterio coronando la montaña. Pocos puertos permiten llegar pedaleando a uno de los conjuntos románicos más importantes de Cataluña, un lugar donde el viento, la piedra y el mar se convierten en protagonistas. Los días despejados, Sant Pere de Rodes regala una de las vistas más amplias y espectaculares del Empordà, razón por la cual muchos ciclistas lo consideran un “puerto obligado” al menos una vez al año.



Conclusión: Tres puertos para entender el Empordà en bicicleta


Cada uno de estos puertos revela una cara distinta del Empordà. Coll de Coustouges ofrece la inmersión en la naturaleza y el ritmo largo; Coll de Banyuls, la épica mediterránea y un paisaje áspero lleno de historia y Sant Pere de Rodes, la majestuosidad del Empordà abierto al mar y la emoción de coronar junto a un monasterio milenario.


Para cualquier ciclista que quiera descubrir el Empordà de verdad, estos tres puertos le van a enseñar un nuevo paraíso ciclista. Desde Gravel House queremos formar parte de esa aventura, así que no dudes en contactarnos para organizar tu siguiente escapada ciclista en el Empordà.


¡Esperamos que pronto lo puedas descubrir!


Gravel House


 
 
 

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